Hoy retomo uno de los romances más curiosos de los que tengo conocimiento, éste es el de Doña Ginebra. En el que se narra un tipo de cortejo muy singular, común en la actualidad, rarísimo en la Edad Media. El de una mujer que intenta seducir a un hombre mucho más joven que ella con el agravante de ser su sobrino. Esta historia familiar en el cine, ya tiene antecedentes medievales.
Cabalga doña Ginebra / y de Córdoba la rica,
Cabalga doña Ginebra / y de Córdoba la rica,
con trescientos caballeros / que van en su compañía.
El tiempo hace tempestuoso, / el cielo se escurecía,
con la niebla que hace escura / a todos perdido había,
sino fuera a su sobrino / que de riendas la traía.
Como no viera a ninguno, / de esta suerte le decía:
-Toquedes vos, mi sobrino, / vuestra dorada bocina
porque lo oyesen los míos / que estaban en la montiña.
-De tocarla, mi señora, / de tocar si tocaría,
mas el frío hace grande, / las manos se me helarían
y ellos están tan lejos / que nada aprovecharía.
-Metedlas vos, mi sobrino, / so faldas de mi camisa.
-Eso tal no haré, señora, / que haría descortesía,
porque vengo yo muy frío / y a vuestra merced helaría.
-De eso no curéis, señor, / que yo me lo sufriría,
que en calentar tales manos / cualquier cosa se sufría.
Él, desque vio el aparejo, / las manos le metía,
pellizcárale en el muslo / y ella reído se había.
Apeáronse en un valle / que allí cerca parescía,
solos estaban los dos, / no tienen mas compañía
como veen el aparejo, / mucho holgado se habían.
Este romance está claro, primero narra el lento cortejo que inicia Ginebra hacia su sobrino, y de cómo él va cayendo en sus manos dejando ver que en el fondo él también la desea, hasta que al final la cosa acaba de aquella manera. Es simplemente amor puramente carnal. Aquí las reglas del amor cortés quedan totalmente olvidadas cayendo irremediablemente en la pasión física.
Otro factor a destacar es el papel de la mujer. A pesar de lo que ya sabemos, a veces también existía en la Edad Media el clásico de mujer fatal o mujer bravía, las que toman la iniciativa y consiguen lo que quieren sin importarle las consecuencias. Un ejemplo de esto aparece en el romance de la "Serrana", mujer que atrae a los hombres cual sirena, les encierra en su cueva, les da de cenar, se acuesta con ellos y después acaba por matarlos. En realidad no sabemos si esta mujer es mas mítica que real, o si surgió para amedrentar a los pastores, porque lo que si sabemos es que allí donde hay sierra, existía la serrana.
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